Una turba de 200 personas linchó y quemó vivo a un ex asesor de la Cámara de Diputados de México, en el estado de Puebla. Fue luego acusarlo de intentar raptar a menores.

La víctima fue identificada como Daniel Picazo, de 31 años. El hombre fue golpeado y calcinado el viernes pasado en la comunidad de Papatlazolco, perteneciente al estado Huachinango, a 180 kilómetros de Ciudad de México.

“La justicia por propia mano no es justicia, sino barbarie. Las autoridades competentes ya investigan lo ocurrido a fin de determinar responsabilidades”, indicó el gobierno de Huachinango en un comunicado.

Según contaron sus familiares, Picazo quería alejarse del estrés de la capital y pasar unos días en la casa que había heredado de su abuelo. Lo que él desconocía es que en el pueblo circulaban desde hacía días rumores por Whatsapp. Los mismos alertaban sobre presuntos “roba chicos” que querían secuestrar nenes para vender sus órganos.

La noche del viernes, alrededor de las 21:00, un ciudadano vio una camioneta con patente de otro estado y alertó a través de la aplicación de mensajería “que ya estaban por ahí personas extrañas y que probablemente era de quienes se hablaba desde hacía dos días”. Así lo informó el periodista local Pablo Torres.

De pronto, unos 30 vecinos rodearon a Picazo, lo bajaron del auto y comenzaron a increparlo. La policía intentó rescatarlo, pero las personas lo impidieron, al insistir en que era un secuestrador de menores.

Cuando los oficiales lo quisieron poner a resguardo adentro de un patrullero, la gente que estaba allí se lo llevó por la fuerza a una cancha deportiva. En ese lugar, 200 personas lo golpearon, lo rociaron con combustible y le prendieron fuego aún con vida.

La camioneta en la que se trasladaba el hombre también fue quemada. Los agentes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) estatal ingresaron y retiraron el cuerpo, luego de que los pobladores abandonaron el lugar.

Lamentablemente, este tipo de crímenes no son nuevos en México. Suelen registrarse en localidades alejadas, donde las fuerzas de seguridad estatales tardan en llegar.

Angélica González, la madre de la víctima, pidió a las autoridades que la muerte del joven no quede impune. “Lo tenían amarrado, esposado y de rodillas. Yo lo que quiero es justicia para mi hijo, no es justo que él siendo una persona estudiosa, responsable, trabajador y haya terminado de esta manera”, expresó al medio Milenio.