Ayer (martes) en horas del mediodía se dio una curiosa situación con el móvil periodístico de El Cordillerano en el centro de la ciudad.

El mismo se dirigía hacia el Oeste de Bariloche para cubrir el incendio que ocurrió en el barrio Virgen Misionera en horas de la mañana. Previo a esa nota, un equipo compuesto por un cronista y un fotógrafo estuvo trabajando en Delegación El Cóndor, donde se encuentra hasta el jueves el Registro Civil Itinerante, en su recorrido por la ciudad. 

Luego, rumbo a la otra cobertura periodística, en la intersección de Avenida San Martín y Pagano, dos patrulleros interceptaron el auto en el que circulaban los trabajadores. Allí, alrededor de cinco oficiales se bajaron y comenzaron a averiguar quiénes iban en ese auto. Según relataron cronista y fotógrafo, los uniformados preguntaron la profesión y qué hacían en el Playón Municipal de Esandi. 

Ante la identificación de los trabajadores de El Cordillerano los policías decidieron no continuar con el "operativo", no sin antes hacer las mismas preguntas varias veces. Luego explicaron que desde la  Dirección de Seguridad Ciudadana del municipio, alertaron a través de las cámaras de vigilancia de calle Esandi, "movimientos sospechosos" (estaban sacando fotos para ilustrar la nota), e informaron a la Policía de Río Negro, para que inicie una persecución.

La intercepción se vivió de manera cinematográfica ante la velocidad con la que los patrulleros acorralaron a los empleados de este medio, los cuales se encontraron atónitos por el accionar policial. Una gran cantidad de turistas y residentes miraban sorprendidos cómo los patrulleros complicaban el tránsito en avenida San Martín. 

Finalizado el acto, que en este caso quedó como anécdota, en la redacción de El Cordillerano se comentaba y puntualizaba el hecho de cuál es el motivo para que no se pueda fotografiar a los autos que están retenidos en el Playón Municipal, motivo por el que, supuestamente, se desplegó la persecución policial. 

Más allá de todo, lo que llamó la atención es el despliegue que se generó en las fuerzas de seguridad ante posibles fotos a autos retenidos en el lugar, como para tener material para futuras notas o ilustrar la que se había realizado.