PANORAMA EN EL COMPLEJO HUINID

| 08/06/2022

Crónica de una búsqueda triste

Crónica de una búsqueda triste
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

El complejo Huinid está formado por el hotel Pioneros y el Bustillo, además de cabañas.

El deslave del lunes afectó al Bustillo.

La noticia estalló a nivel nacional: un muerto, tres heridos y dos personas desaparecidas.

Durante la tarde del martes, en ese sector, se podía ver a la subsecretaria de Protección Civil, Patricia Díaz, en un deambular continuo.

Iba y venía, se la observaba caminar por el exterior del edificio, hablaba con rescatistas, aguantaba el mal humor de algún turista, al que también había que tratar de comprender porque la situación desbordaba a cualquiera.

Si bien el hotel está evacuado, ya que los huéspedes fueron trasladados al otro alojamiento del complejo (el llamado Pioneros), todavía acudían los que precisaban buscar su equipaje. Debían aguardar e ingresar de a uno, y a veces la espera se hacía larga. La escena, además, se “condimentaba” con los nervios reinantes, lo que propiciaba reacciones irascibles.

Mal dormida, ante la noche tristemente inesperada que le tocó vivir el día anterior, y frente a un panorama difícil, Díaz trataba de no exacerbarse, incluso cuando las actitudes de algunos turistas eran dignas de irritación.

También estaban aquellos viajeros que, por el contrario, mostraban buenos modos y comprensión ante una situación que, en realidad, resultaba ardua de racionalizar.

Por fuera del hotel Bustillo, unas cintas prohibían el paso más allá de cierto límite.

Hasta allí llegaban periodistas, que, al hallar un panorama donde no parecía pasar nada, simplemente se iban. O camarógrafos y fotógrafos que, tras intentar tomar alguna buena captura desde lejos, también se retiraban.

En ese sitio, a la intemperie, con una llovizna que por momentos se tornaba molesta, además de los policías de guardia, animales de un gallinero vecino, el personal de Protección Civil y los reporteros, solo se escuchaba el ruido de una máquina trabajando en la altura, detrás de la edificación.

Luego, ese sonido también se detuvo, ya que se decidió cambiar el modo de trabajo.

Ante los resultados negativos, y considerar que ese modo de operar causaba movimientos no deseados sobre el terreno, y que incluso si funcionara, debido a los inconvenientes para trabajar más rápidamente, se demoraría varios días en lograr el cometido, se optó por recurrir a una labor artesanal. En vez de trabajar desde el exterior, más allá de mantener vigías en el sector para que avisen sobre cualquier problema, se decidió realizar una tarea de “tracción a sangre” en el interior, con rescatistas trabajando “a mano”, con precaución, y la intención de poder culminar con la búsqueda de las personas desaparecidas en uno o dos días.

La mejor de las noticias sería que no estuvieran allí, que al retirar la tierra no hubiese nadie, pero, a esta altura, eso ya se consideraría un milagro.

Cuando la maquinaria cesó su faena mecánica, y algunos miembros de Protección Civil comenzaban a retirarse, del lado del encintado que daba al hotel, Patricia Díaz seguía yendo y viniendo, dando instrucciones a los rescatistas, pensando, observando que se venía otra noche larga…

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