SE TORNÓ OBSOLETO, SE INCENDIÓ Y DESPUÉS, EL LAGOMOTO

| 05/06/2022

El viejo muelle de San Carlos y su historia de infortunio

El viejo muelle de San Carlos y su historia de infortunio
El muelle hacia 1937. Foto: Bruno Ricardo Sálamon. Colección García Coni en Archivo Visual Patagónico.
El muelle hacia 1937. Foto: Bruno Ricardo Sálamon. Colección García Coni en Archivo Visual Patagónico.

Cuando entró en funcionamiento la “Modesta Victoria”, el antiguo embarcadero céntrico no resultaba adecuado. Se reconstruyó, pero pasaron cosas.

En la década del 30, las embarcaciones que navegaban el Nahuel Huapi eran, en su mayoría, obsoletas. Vino a paliar un tanto la situación la botadura de la “Modesta Victoria”, cuyo nombre fue impuesto por el presidente Agustín Justo, en recuerdo de la que había entrado en el lago en 1883, del mismo nombre. Se hizo al agua el 10 de noviembre de 1938 y entró en servicio en enero del año siguiente.

Con su puesta en marcha, sobrevinieron otros inconvenientes. “Junto con el problema de la navegación estaba el del fondeadero y muelle de embarque. El construido por Primo Capraro, en madera, estaba en malas condiciones. Se pensó en llevar el atracadero a Puerto Moreno, pero finalmente, prevaleció la opinión de permanecer en Bariloche”, según reconstruyó Juan Martín Biedma, en su “Crónica histórica del lago Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche, 2003).

Para fortalecer el embarcadero céntrico, “se deshizo el viejo muelle, previa adquisición a su propietario y se hizo uno nuevo de cemento, bajo la dirección del Ing. Repossini, técnico de la Dirección de Navegación y Puertos”, rehízo el investigador. No obstante, los problemas continuaron, porque “el 24 de marzo de 1958 un incendio lo destruyó parcialmente. El fuego se inició en la caldera de leña que un movía un martinete empleado en una reparación”.

Con suerte parcial, “la Modesta Victoria y otras embarcaciones pudieron ser retiradas a tiempo, no así dos lanchones que fueron destruidos por las llamas”. Para Biedma, “este embarcadero signado por el infortunio” porque “una nueva desgracia se abatió sobre él”. En este caso, el episodio es más conocido: “El 22 de mayo de 1960, a las 16 y 15, una gigantesca ola arrasó el muelle”.

Fue el famoso lagomoto. “Ese día nada hacía presagiar ese fenómeno, producido en conexión con la erupción del volcán chileno Riñihue, posiblemente debido a una fisura en el lecho del lago”, especuló el autor. En rigor, el nombre al que aludió Biedma corresponde en el presente a un lago, cuyo extremo este, linda con el volcán Mocho-Choshuenco, al que seguramente se refería el investigador.

La cuestión es que “al promediar la tarde se oyeron ruidos subterráneos y comenzó el temblor con tintineo de cristales. El agua del lago se retiró de la costa y volvió como una gran ola”. Además del muelle, se registró el hundimiento de la lancha “Sayhueque”. La “Modesta Victoria” tuvo suerte porque “después de romper de un tirón el cable de acero que la ataba al muelle, quedó al garete y fue rescatada por miembros de la tripulación que llegaron en un bote. No sufrió daños”.

Con cierto humor negro, resumió Biedma que “Kempel y Julio Fratini, que estaban dentro de una embarcación, fallecieron. Como cosa curiosa, al mes apareció el cadáver de Fratini en la playa de su propia casa, mejor dicho de su viuda”. La infraestructura deteriorada sobrevivió casi una década más: “El viejo muelle, recuerdo del Bariloche de ayer, comenzó a ser demolido en 1969”.

En los últimos tramos de su existencia, se convirtió en un objeto curioso. “Después del terremoto del 60, su vetusta estructura de vigas de coihue, sujetas con planchas de hierro y clavos fabricados en herrería, sirvió como espigón de pesca y paseo para residentes y turistas”, consigna la reconstrucción de Biedma. Como todos y todas sabemos, hace décadas que el principal de Bariloche es el que funciona en Puerto Pañuelo.

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