ENTREVISTA CON LA SUBSECRETARIA DE PROYECTOS URBANOS

| 03/06/2022

“Estamos revisando un poco todo, para rever lo que vamos a encarar”

“Estamos revisando un poco todo, para rever lo que vamos a encarar”
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

“Estamos revisando lo que vamos a hacer”, señaló la subsecretaria de Proyectos Urbanos, a cargo de Gestión Urbana, Viviana Gelain, al referirse al proyecto de asfaltado en diversas zonas de la ciudad que, tras una fuerte oposición de gran parte de los vecinos por tener que abonar la totalidad de las obras, quedó en una incógnita.

Cabe recordar que lo programado por el Ejecutivo municipal abarcaba los dos ingresos de Los Coihues (Bosque Petrificado e Isla Gaviota); la calle Tordos y conexión Bustillo - Carlos Bustos; José Hernández y Carriego (entrada a barrio El Cóndor); y Quemquemtreu (entrada a La Colina y Solares del Este).

Uno de los inconvenientes fue que se planteó la utilización de un mecanismo de contribución por mejoras que implicaba que abonasen frentistas y beneficiarios indirectos. Y ahí entró otro problema. Frentistas no cabe duda quiénes son, pero ¿cómo se entiende quién es o no beneficiario?

En ese sentido, muchos levantaron la voz al referirse a que gran parte de la obra se tendría que abonar en Villa Cerro Catedral, por ejemplo,  porque ese sitio se favorecería sobremanera con la mejora de un acceso.

Incluso están quienes fueron más allá: “Si una de las ideas es descongestionar Bustillo, ¿las unidades turísticas de esa arteria no se beneficiarían?”, preguntaron.

Además, para poder oponerse había que contar con un libre deuda y demás documentación en orden, lo cual, con lo que sucedió en la época más dura de la pandemia, pocos ostentan.

Incluso, muchos de los que contaban con todo el “papelerío” tampoco estaban de acuerdo en desembolsar cifras que, en el mejor de los casos, se encontraban cerca de los cien mil pesos (si se pagaba al contado, por un “descuento” del veinte por ciento; en tres cuotas se abonaba el precio “real”; a partir de ahí, los intereses iban in crescendo).

Sin embargo, en un principio, no todo fue oposición. La subsecretaria de Proyectos Urbanos contó: “Mantuvimos una reunión con presidentes de juntas vecinales, como para que ellos transmitieran en sus barrios lo conversado, y hubo una buena recepción”.

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“Nuestra intención, al convocarlos, fue darles los datos básicos y coordinar reuniones en el territorio”, expuso Gelain, sobre el encuentro llevado a cabo el 12 de mayo en el Corralón Municipal.

Así, señaló que, quizá, los representantes de las juntas -“sin mala intención”, aclaró- no retransmitieron de la manera adecuada lo referido al tema.

O que, tal vez, tras la única reunión que se realizó “en el terreno”, en Los Coihues, con los vecinos del barrio, “corrió de boca a boca información que no era la correcta”.

Ahora bien, ¿cómo fue esa visita a una de las zonas involucradas? “En ese lugar hubo mucha oposición”, advirtió Gelain, para luego añadir: “Por eso se decidió no avanzar con la propuesta de Bosque Petrificado y Gaviota. Era una reunión informativa, no una asamblea; se pensaba abrir, más adelante, el registro de oposición, pero se definió no hacerlo”.

Ante los resultados negativos en ese sitio, donde se vivieron momentos de mucha rispidez, se decidió cancelar el resto de los encuentros previstos en otros barrios.

Pasaron más de quince días, y los referentes de las juntas vecinales, que quedaron a la espera de novedades, no tuvieron más noticias.

A lo largo de la entrevista concedida por la titular de la Subsecretaría de Proyectos Urbanos, la funcionaria ofreció, en reiteradas ocasiones,  variantes de la frase con la que abre esta nota; por ejemplo: “Estamos revisando un poco todo, para rever lo que vamos a encarar”.

–Concretamente, tras lo que sucedió en Los Coihues, ahí, ¿la obra se haría?

–En principio, no.

–El mayor inconveniente, según tengo entendido, es que los vecinos debían pagar el costo total del trabajo, tanto frentistas como beneficiados de modo indirecto, ¿por qué se decidió que fuera así?

–Es una de las formas que hay de hacer algún tipo de obras. En este caso, desde el Estado se propone, como está previsto en la Ordenanza 2.145, una manera de construcción por mejoras.

–Se dijeron muchos valores, ¿en qué rango oscilaría lo que deberían pagar los vecinos?

–Depende del barrio, de los metros de pavimento, de la cantidad de vecinos… Hay muchas variables.

–¿Pero entre cuánto y cuánto estarían los números?

–No voy a expresar ninguna cifra, porque depende mucho del lugar, de cada ingreso, de todo lo que indiqué… Para cada uno, había una propuesta que nos dieron en Hacienda, pero no puedo decir un valor porque estaría faltando a la verdad.

–¿Y a quiénes se consideraría beneficiarios de lo que se haría? ¿Hasta cuánta distancia de la obra en sí?

–Se tomó un criterio con los planos en Planeamiento, de acuerdo al uso que se da de cada uno de los ingresos, por el área de influencia y utilización de las arterias. En el caso de Los Coihues, abarcaba a todo el barrio.

–No abonarían lo mismo los frentistas que los más alejados…

–No, por supuesto.

–Dijo que en Los Coihues, en principio, la obra no se haría, pero, en el resto de los barrios, ¿qué se necesitaría para que el proyecto se concretara?

–No debería oponerse más del treinta por ciento de los vecinos.

–Y, si se decide hacer, incluso aquellos que no estuvieran de acuerdo quedarían obligados a abonar, ¿verdad?

–Eso es lo que prevé la Ordenanza 2.145: si no hay más del treinta por ciento de oposición a determinada obra, se hace una ordenanza con declaración de actividad pública y pago obligatorio.

–¿La idea surgió de una propuesta del Ejecutivo municipal?

–En base a reclamos de vecinos, es que se decidieron estos cuatro ingresos como una propuesta del Estado. La Ordenanza 2.145 prevé dos formas para la contribución por mejoras. Una es desde el Estado, y otra desde los vecinos. Cuando es de los vecinos, requiere un registro de afirmación del cincuenta por ciento, y se hace cargo la junta vecinal o quien sea que lo prepare; se necesita una asamblea –con el registro de afirmación– y la ordenanza. En el caso de que lo proponga el Estado, se abre el registro de oposición, que no debe ser mayor al treinta por ciento.

–En este caso, entonces, la propuesta la hizo el Estado.

–Sí.

–¿Sabe cuándo se tendrá en claro si las obras se van a hacer o no?

–Ahora estamos redefiniendo los proyectos. Después daremos una información exhaustiva y, en el caso de que definamos hacerlo, abriremos los registros.

–¿Pero cuándo pasará todo eso? 

–La definición será durante junio. Vamos a redefinir la estrategia y los lugares donde plantearemos las obras, si lo haremos con registro de oposición o no, y en qué barrios.

–Entonces, ¿se podría llegar a hacer sin el registro de oposición?

–Sí, existe la posibilidad.

–¿Y cómo sería?

–Si no hay registro de oposición, no hay ordenanza y no hay obligación de pago.

–¿Lo haría el Estado municipal de forma directa?

–Exactamente. Sobre algún lugar, existe esa posibilidad. Definiremos cuál.

–No sería en todos los sitios…

–Exacto. Quizá pueda ser en otros distintos a los que ya planteamos. Estamos redefiniendo todo: los lugares, las formas, si hay o no registro…

–Pero, por lo que dice, está la posibilidad de que se sumen otros lugares…

–Podría ser…

–Advierte que todo se está redefiniendo, ¿es posible que no se haga nada?

–No, no hacer nada no está dentro de las posibilidades; algo se hará.

–Y lo que sea que se defina, ¿se tiene idea en qué momento comenzaría a realizarse y hasta cuándo?

–La intención siempre fue poder trabajar todo lo que se pueda desde la primavera hasta el otoño. Dependerá de los plazos en que lleguemos a una definición, para así alcanzar a hacer las licitaciones correspondientes y comenzar a trabajar cuanto antes.

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