Se titula “Dos sillones” y es el primero de ficción que concibe el médico, especialista en cuidados paliativos y pilar de la Fundación IPA. Antes había incursionado en el arte dramático y en la autobiografía.

Después de incursionar en el teatro y en la autobiografía, Alejandro Nespral se anima con la narrativa en “Dos sillones”, un libro de cuentos que se presentará el próximo sábado (4 de junio) desde las 19 en la Biblioteca Sarmiento. Médico que se desempeña en el ámbito de los cuidados paliativos y pilar de la Fundación IPA (Ideas Paliativas en Acción) afirmó en charla con El Cordillerano que su flamante producción no habla tanto sobre el duelo o la muerte, sino más bien sobre el amor.

El profesional anticipó el contenido de la obra. “Es un libro de cuentos, ante todo de relatos e historias que giran en torno a algunos temas que a mí me conmueven, acompañan y que, de alguna manera, también me definen y me hacen ser quien soy”, introdujo. “Por razones que incluso desconozco, me es muy convocante la idea de ver cómo somos las personas cuando estamos enfermas y qué activa la enfermedad en nosotros”, describió.

Desde esa perspectiva, a Nespral le parece interesante “la experiencia humana de enfermar y de sufrir, no porque me guste el sufrimiento, sino ver qué hacemos con ese sufrimiento y qué distintos significados le damos a la experiencia de sufrir”, definió. “Cómo nos acompañamos y cómo nos aliviamos mutuamente ante el sufrimiento... Dos sillones, me puso a pensar en torno a la muerte y qué significa la muerte, qué significa recordar y qué el duelo”.

Para canalizar esas reflexiones, “lo hice con mucho de ficción porque la ficción es el terreno donde pude poner a andar historias. El libro anterior, ¿Morir duele?, fue un libro con un claro tinte autobiográfico, una autobiografía contada a partir de historias que me pasaron o sucedieron y cuanto terminé de escribirlo, me quedé con ganas de hablar de un montón de temas que no estaban tan presentes en esas historias o que me empezaron a atrapar. Por ejemplo, la eutanasia. Hay un relato que intenta mirar a la eutanasia desde un costado”, anticipó el médico también escritor.

Sucedió que “mientras escribía Dos sillones tenía todo el tiempo un pensamiento y ahora que está terminado puedo ver que hubo un intento por ponerlo en los cuentos: siempre que está sucediendo algo importante o determinante en nuestras vidas, como una enfermedad grave, estar por morirse, la experiencia conmovedora del duelo o acomodarse ante la ausencia de alguien muy querido, además están pasando más cosas”, resaltó. En efecto, “por más que estén pasando cosas, siguen pasando otras, aparentemente más pequeñas. Muchas de las historias de Dos sillones intentan poner el ojo en esas experiencias que suceden en segundo plano”, indicó.

Si bien es su primer libro de ficción, hacía rato que tenía ganas. “No es que yo lea tanto, pero desde chico, la literatura me fue dando alivio, me fue mostrando cosas del mundo que por otros caminos yo no encontraba tan fácilmente”, compartió Nespral. “Ante todo, la literatura me enseñó a ser, a prestarle atención a algunos temas y desde algunos años para acá, en este doble juego que es leer y escribir, escribir siempre me cautivó, aunque no siempre lo hice sistemáticamente ni con las ganas de mostrar. Pero en estos últimos años, además de convocarme como lector, la literatura me convocó con el intento de escribir”, resaltó.

Antes de despedirse del cronista, el especialista recapituló sobre su trabajo: “para mí, Dos sillones no es un libro que habla de la muerte ni de la enfermedad o el duelo. Si algo aprendí o aprendimos como equipo de trabajo en la Fundación IPA con la obra de teatro (No dejes de hablarme) o con el documental que presentamos el año pasado (Perspectivas), es que es muy difícil hablar solo del duelo, porque implica hablar del amor. El duelo existe porque previamente, hubo afecto”, resaltó.

En verdad, “el duelo duele, la ausencia y la pérdida duelen, porque se perdió a alguien muy querido. Eso me remite a la obra de teatro: cuando me preguntaban de qué trataba, me parecía injusto decir que hablaba del duelo, porque hablaba un montón del amor y de la cotidianeidad de una pareja, que, en aquel caso, se peleaba por ver si dejaba sucia la mesa”, recordó. “En ese sentido, este libro se pone a dialogar con el tema de la muerte, qué significa estar enfermo o el alivio de no estarlo, pero también, básicamente, habla de lo que somos. Las personas nos agrupamos a través del afecto, nos ponemos en ronda y nos ponemos muy mal cuando un lugar de la ronda queda vacío”. Clarísimo.