El Día Mundial sin Tabaco se desarrolla cada 31 de mayo. Según las últimas cifras, aportadas por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), el 14% de las muertes en nuestro país son atribuibles al tabaco. Es también preocupante que el 18% de los adolescentes de entre 13 y 15 años fumen diariamente, lo cual, como señala la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, podría ser atribuible a la acción de la publicidad encubierta de la industria tabacalera. El doctor Sergio Benítez, neumonólogo consideró que “hay menos gente que fuma, el Ministerio de Salud lleva adelante estadísticas y se observa que hay un descenso sostenido desde el 2005 para acá, en cuanto a gente que va dejando de fumar. En Argentina tradicionalmente fumaba un 70% de la población y actualmente ha ido bajando y se estima que más o menos está fumando un 25% de la población, algo muy interesante”. 

El facultativo refirió que “pareciera que hay dos líneas, una es limitar el acceso al tabaco a través de la publicidad. Argentina hizo un convenio marco entre los cuales incluía la no publicidad en productos ligados al tabaco, la fotito en las cajetillas, el aumento en los impuestos que hacía el producto sea cada vez más caro, todo eso esta demostrado que disminuye la incidencia del tabaco en la población. Todo eso a la persona le llama la atención en cuanto a que tiene que dejar de fumar, luego están las estrategias para dejar de fumar, son dos cosas paralelas, con ciertas diferencias”. 

A través del programa “Agenda” que se emite por El Cordillerano Radio (93.7) y que conducen Antonio Zidar y Daniela Lucero, fue consultado el médico sobre si la adicción hace difícil dejar de fumar, consideró que “en algún momento de los últimos años se liberaron los documentos secretos de las industrias tabacaleras, hay buenos datos donde se demostró que las tabacaleras apuntaban a generar al tabaco como un producto de venta masiva, generaban campañas a favor de los adolescentes, de niños, como por ejemplo el tabaco que se fuma hoy es más adictivo que el tabaco que se fumaba hace 20 años”.

Explicó al respecto que “las sustancias adictivas que se agregan son reales, como se hace en otros productos, para mejorar el sabor, todo eso es real. Cuando se introdujo el tabaco en las mujeres, hay un montón de historias, por ejemplo 'las mujeres no estaba bueno que fumen' entonces la industria vio que perdían la mitad del mercado, porque la mitad de la población son mujeres, entonces se introdujo en un desfile de moda en París las primeras modelos fumando cigarrillos con largas boquillas y esto fue el inicio de la distribución del tabaco entre las mujeres y así ganaron esa mitad del mercado” y agregó que “las boquillas no sirven para nada, los filtros tampoco, el daño se produce igual, lo mismo que los cigarrillos armados, todo tiene que ver con la nicotina en sí, con la sustancia, no con la protección que podrían tener”. 

Sin duda, dijo Benítez “la sustancia es de altísimo nivel de adictividad, se hizo una encuesta donde se le preguntó a expertos, médicos y no médicos en adicciones, donde le consultaban por 8 sustancias de peligrosidad y los autores clasificaban en forma ciega, cada uno clasificaba lo suyo, a la nicotina como con alto nivel de adictividad muy por encima del uso de productos legales e ilegales, solo por debajo de algunas que tienen severidad en su uso como los opiaceos, la loxicodona, la droga es altamente adictiva. En nuestro país una de cada 8 personas había probado alguna vez en la vida fumar y uno de cada 3 quedaba pegado, no hay muchas sustancias que puedan demostrar este nivel de adictividad”. 

Sobre si un porro es menos dañino que un cigarrillo, refirió que “son como discusiones muy en paralelo, la marihuana es otro capítulo, en cuanto particularmente al tabaco todas las formas de usos, incluso el uso involuntario, que afecta a la persona que trabaja donde alguien fuma, o por ejemplo yo fumo en mi casa y lleno el ambiente de humo, eso fija sustancias a las paredes que no tiene olor, ni color y cuando alguien entra a mi casa se está exponiendo a esas sustancias, que se van diluyendo lentamente de acuerdo a las características de ese ambiente y exponen a su gente. No existe un nivel seguro de exposición al tabaco, con la pipa la sustancia se diluye en la boca y se traga, entonces el humo se traga poco, allí aumenta el cáncer de lengua, de labio o de estómago”. 

La realidad indica que mueren 8 millones de personas al año por causa de tabaquismo, “y si, de 10 personas que fuman más o menos 3 van a desarrollar enfermedades respiratorias, desarrollan EPOC fundamentalmente, es una patología respiratoria crónica, produce sufrimiento, falta de aire y la no posibilidad de hacer las cosas que a uno le gusta mucho hacer, pero de 10 personas que fuman y se mueren 9 por causas vinculadas al tabaco, no necesariamente por causas respiratorias, entonces ahí uno tiene como una lista enorme de patologías que involucra al tabaco. Cáncer de pulmón es la principal muerte en el país y eso se vincula en forma directa con el consumo de tabaco en nuestra población hace 30 años”. 

Asimismo sostuvo que “para dejar de fumar la motivación tiene que ver con las cosas buenas y no con las cosas malas, uno tiene en mente que debe dejar de fumar porque ve la fotos en las cajetillas de los cigarrillos, pero deja de fumar porque le quiere brindar este hermoso ejemplo a su hijo o a su nieto, dejo de fumar porque me encanta ir a caminar por la montaña. La motivación tiene que ir del lado de la cosa placentera, no del lado malo, estigmatizante, de esa manera no es efectivo el dejar de fumar”. 

En el mismo rumbo señaló que “siempre le explico a la gente que si tu hijo hace 10 años que te dice que fumar es un asco y no da resultados, listo, eso no funciona, hay que cambiar la intervención. Hay que ser super práctico, es una sustancia que tiene un efecto farmacológico sobre el cerebro, entonces vayamos por cosas para dejar de fumar con intervenciones que funcionen. Hay que buscar la vuelta para dejar de fumar con estrategias que realmente funcionen, vincular esto de dejar de fumar con algo placentero, que sirva, que motive con algo que a uno le guste hacer”. 

¿Son efectivos los productos que ayudan, que reemplazan de la nicotina?, “sí, pero por ahí los esfuerzos solos, aislados, para dejar de fumar tienen una éxito de un 4% en dos años, 4 de cada 100 sujetos siguen sin fumar por dos años, ahora, hay un grupo de personas que recaen, no pueden solas, en este caso se hace una intervención, la intervención con nicotina es altamente efectiva, como todas las sustancias que están en el mercado. La pastillita es la más fácil, es como la persona que tiene la presión alta y come un montón de sal, entonces la presión no baja, es necesario un proceso previo y luego utilizar la farmacología para apoyar ese proceso”. 

Consultado sobre el vapeo o los cigarrillos electrónicos, refirió que "no es inocuo, hace mal, el argumento es 'bueno, minimizo el daño’, como con otras sustancias de adicción, utilizo algo que minimiza el daño; eso está por verse, para dejar de fumar hay un debate encarnecido, lo cierto es que no hay evidencia científica que el cigarrillo electrónico hace que se deje de fumar. Hay un trabajo interesante, a la gente que usaba el cigarrillo electrónico se los observaba al año y un 80% con cigarrillo electrónico está sin fumar, cuántos siguen usando el cigarrillo electrónico, un 80%, entonces estamos como cambiando el foco de la adicción, pero no de la sustancia. Luego de experiencias que llevan 100 años, sin duda lo más efectivo es dejar de fumar”. 

Por último, el doctor Sergio Benítez consideró que "en situaciones extremas, una persona que tiene cáncer de pulmón, se dice '¿para qué voy a dejar de fumar si ya tengo cáncer?’, ese argumento es básico en su planteo, pero cuando se estudia se ve que la persona que deja de fumar y tiene cáncer de pulmón vive mejor, se siente mejor, tiene mejor calidad de vida, mejora las características respiratorias, toman un vino y sienten el olor a vino y no a pochoclo, que está vinculado al consumo de tabaco, en resumen, mejora la calidad de vida y mejora las respuestas a los tratamientos. Dejar de fumar está bien, no importa hace cuánto uno fuma, y mejora la calidad de vida”.