Carlos Mazzocchi es un hombre al que se hace difícil no apreciar. De tono campechano, restándole méritos a su historial (es un héroe de Malvinas, con un papel importante como radarista en el conflicto bélico), siempre trata de dar relevancia a los demás. Hoy, Carlos sufre la pérdida de su madre, Amelia Escobar, que el año pasado había sido noticia por haber cumplido 101 años.

Aquel festejo fue el 27 de agosto de 2021, y, en ese momento, en una nota en el diario El Cordillerano, se bromeaba acerca de que, si bien Carlos recientemente había llegado a los medios de todo el país tras recibir, del soldado británico que los halló, los negativos de un rollo fotográfico extraviado en Malvinas, la protagonista había pasado a ser su mamá, nacida en 1920 en el paraje de Coquelén, en la meseta patagónica.

Los padres de Amelia se dedicaban a la crianza de ovejas, y el gendarme Jorge Mazzocchi la conoció porque le tocó recalar en un puesto cercano.

Se enamoraron y partieron a Comallo, donde trasladaron a Jorge; allí nació el futuro héroe de Malvinas.

Poco antes, había llegado al mundo el primogénito, Jorge.

Cuando Carlos tenía tres años, la familia se trasladó a Bariloche.

“Siempre vivieron en forma humilde, pero digna, y así nos criaron”, había recordado Carlos, con motivo del cumpleaños 101 de su mamá, al evocar la educación brindada por sus padres.

Amelia, aun habiendo pasado la barrera de los 100, se preocupaba por lo que sucedía en el mundo. Miraba los noticieros y se asombraba por los fallecidos a causa del Covid-19, a la vez que se mostraba preocupada por la inseguridad.

“Antes se vivía más tranquilo y más sano”, decía.

Esa mujer, que de niña recorría una legua a caballo para llegar a la escuela, y de joven les hacía la ropa a sus hijos, transcurrió su vida con hidalguía.

Hoy, la comunidad barilochense llora su pérdida.