2022-06-20

VIEJOS NOMBRES DE DINA HUAPI, PENÍNSULA SAN PEDRO Y LAGO GUTIÉRREZ

¿Cuáles eran las denominaciones que encontró Ramón Lista en 1894?

El militar y explorador pasó el invierno de ese año, con el cometido de explorar el Nahuel Huapi. Una parte de la toponimia que registró no perduró en el tiempo, otra sí.

“Llano de Tequelmalal” en lugar de Dina Huapi; “Península del Sud” en vez de Península San Pedro; “Laguna Larga” a cambio de lago Gutiérrez. Esas son las denominaciones que, al parecer, predominaban en 1894, cuando Ramón Lista pasó un invierno en derredor del lago Nahuel Huapi. Sin embargo, donde hoy se levanta Villa La Angostura, ya se aludía como ríos Bonito y Correntoso, respectivamente, a los que mantuvieron esos nombres hasta hoy.

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El militar y otrora gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz, publicó una síntesis de sus andanzas por la zona en el Boletín del Instituto Geográfico Argentino de 1896. En sus líneas, pueden encontrarse denominaciones que, si bien ya se expresaba en castellano, no perduraron hasta la actualidad y se perdieron cuando decidieron oficializarse, sea a través de las decisiones de Parques Nacionales o de otras reparticiones oficiales.

Algunas parece que se superpusieron temporalmente. Por ejemplo, al hacer un poco de historia sobre los territorios que recorrió a seis años del siglo XX, escribió Lista que “hacia el año 1704, el padre Felipe Lagunas restableció la misión de Nahuel-Huapí, edificando la iglesia u oratorio en la mayor de las dos islas inmediatas a la desembocadura del arroyo emisario del lago ‘Gutiérrez’, hecho que nos ha parecido incontestable en vista del hallazgo de huesos humanos y varaderos para jalar las embarcaciones sobre las playas de ásperos guijarros y cortantes lajas, de aquella pequeña isla”.

La categóricamente afirmación de Lista no encontró corroboración posterior. De manera evidente, se refería a la isla que actualmente llamamos Huemul, pero nadie sostuvo la hipótesis sobre el emplazamiento de la efímera misión jesuita en esa localización, aunque se admite que, en una tercera etapa de su funcionamiento, se situó en el margen sur del lago. En otro párrafo de sus anotaciones, al comentar una de sus excursiones, mencionó que “en otra llegamos a la ‘Laguna Larga’ pequeño lago oblongo que ya hemos mencionado con el nombre de ‘Gutiérrez’”, aclaró. Quiere decir que, por un tiempo, ambas denominaciones coincidieron.

Para la margen norte del lago, consignó el militar viajero que el 19 de agosto estaba “en viaje hacia el Correntoso... Cruzamos un arroyo grande, luego otro mayor. A las 2 p. m. hacemos alto al borde de una ensenada con tres islotes, uno más alto que se singulariza por un roble muy coposo. Discurriendo desde la ensenada a través del bosque, llegamos a un riacho, bastante caudaloso y de apurada corriente. Debe de ser el que llaman los campañistas o vaqueros chilenos ‘Río Bonito’. Lo vadeamos en tres pies de agua, seguimos a través de los árboles y a poco bajamos a la playa del lago en donde alistamos el alojamiento, mientras comienza a nevar con fuerza”. El río Bonito desagua al noroeste del actual Puerto Manzano.

Al día siguiente, el invierno del Nahuel Huapi se expresó con todo su rigor. “Ha llovido y nevado abundantemente durante toda la noche, larga noche en que oímos el lúgubre rumor del viento que cruza el cipresal. La madrugada es triste y sigue cayendo la nieve en gruesos copos... Sigue nevando en la tarde. Las mulas relinchan de frío, mientras escarban y escarban en busca de una brizna de pasto”, consignó el explorador.

Al día siguiente continuó la nevada: “El aspecto de los alrededores es de una desolación imponente. La nieve se extiende por todo el bajo, formando tantos mogotes y repliegues como hay matas de pasto y troncos de árboles tumbados. Las cumbres visibles, blanquean también; y más lejos, en el último límite del horizonte un espeso velo de vapores acuosos forma una cortina con reflejos de alborada”.

El 22 de agosto salió el Sol y la partida continuó con su avance por la orilla del lago, hasta detenerse en las orillas del Correntoso, “que lo es a la verdad el angosto canalizo de aguas cerdosas y profundas, de una diafanidad sorprendente. En los alrededores hay alguna nieve, pero no tanta como en la vega que hemos cruzado para llegar al canal”. En la mañana del 23, se asomaron los viajeros al lago que hoy lleva el mismo nombre, pero creyeron que se trataba del Frías que había mencionado Eduardo O'Connor en sus escritos.

Es muy ilustrativo que, según Lista, el lago Correntoso no figuraba en 1894, “en ningún plano moderno”. Ante la persistencia del mal tiempo y el mal estado que presentaban las mulas, el grupo resolvió regresar hasta las posesiones de Jones, de donde había partido para cumplimentar el último tramo de su viaje. “Después de la fatiga y el hambre, nos calentamos al fuego, dormimos y comemos espléndidamente”, admitió el militar. Tanto antaño como hoy, el invierno del Nahuel Huapi tenía y tiene sus recompensas.

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