2022-06-12

SE CASÓ CON ROSA SCHUMACHER, JOVEN SUIZA

Frey no tuvo tiempo ni para luna de miel

Si bien la fiesta de bodas fue un acontecimiento social del que participó todo el pueblo, enseguida tuvo que dirigirse la pareja a caballo hacia la punta de rieles del ferrocarril y luego, hasta San Antonio Oeste.

Cuando a principios del siglo XX se superaron los conflictos limítrofes con Chile, Emilio Frey debió suponer que llegaban tiempos de sosiego. A partir de 1910 se desempeñó como segundo jefe de la Comisión de Estudios Hidrológicos, que lideraba el estadounidense Bailey Willis. Dos años después, contrajo matrimonio en Bariloche con una joven de origen suizo y tan equivocado estaba el legendario montañista, que nunca pudo disfrutar de una luna de miel como Dios manda.

Su vida conyugal arrancó mientras se desempeñaba a las órdenes del célebre geólogo. “Presentada por Primo Capraro, conoce una familia suiza, la de Schumacher, recién instalada en San Carlos de Bariloche. Con Rosa Schumacher contrae matrimonio en 1912”. Por entonces, contaba el casamentero con nada menos que 40 años, ya que había nacido en Baradero (provincia de Buenos Aires) en 1872.

Fue todo un acontecimiento. “Al festejo de la boda en el salón del hotel, donde se concentraba toda la vida social y cívica, concurrió todo el pueblo”, rescató Juan Martín Biedma en “Toponimia del Parque Nacional Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche, 2004). Pero es de suponer que la alegría no le duró mucho al famoso explorador y, menos aún, a su flamante cónyuge, Rosa María.

Es que “Frey debía reintegrarse a sus trabajos en la comisión ocupada en el trazado del ferrocarril San Antonio, Unión, Nahuel Huapi”, apuntó el investigador. “Fue así que la luna de miel del matrimonio Frey-Schumacher consistió en un viaje a caballo hasta la punta de rieles y luego al campamento de San Antonio Oeste”. Quizá no fuera la pretensión de la pareja, pero vista desde hoy, no carecería de romanticismo.

Para complicar todavía más las cosas, “Bailey Willis debe viajar a Buenos Aires y lleva a su más eficaz ayudante, Frey, y a su señora”, siempre según Biedma. Entonces, “se presenta al joven matrimonio la ocasión tan anhelada de hacer su viaje de bodas. Pensaban visitar el Iguazú, pero trabajos apremiantes de la comisión los retienen en la capital y es tan perentoria la entrega de trabajos, que Frey trabajó los domingos y hasta el feriado del 9 de julio”.

Con tamaña contracción al trabajo, “la soñada luna de miel se esfuma” por segunda vez. Luego, “el geólogo americano regresa a su patria y el segundo jefe debe regresar a la Patagonia a continuar las tareas comenzadas. Como inspector de tierras de la Dirección de Tierras recorre terrenos fiscales de los territorios nacionales de La Pampa y Río Negro”, señala la reconstrucción. Pareciera que Frey no podía quedarse quieto.

Diez años después de aquel casamiento, “en 1922, Frey está en Buenos Aires cuando apasiona al país el descubrimiento de Martín Sheffield, vecino del Hoyo de Epuyén, que aseguraba haber visto nada menos que un plesiosaurio. Clemente Onelli, director del Jardín Zoológico, organizó la búsqueda del monstruo prehistórico”, apunta el texto de Biedma. El inexistente hallazgo causó conmoción.

A pesar de su carácter ilógico, “Onelli pidió a Frey que guiara a los expedicionarios, entre los que se encontraban un fotógrafo, un taxidermista del Museo de La Plata, un cazador profesional y corresponsales de La Nación y Caras y Caretas”. Profundo conocedor de la zona desde fines del siglo XIX, desde ya que “Frey no creyó en la existencia del monstruo, pero aceptó la jefatura de la expedición porque le brindaba la oportunidad de volver a sus queridas montañas sureñas y le daba ocasión de hacerle conocer a sus compatriotas, regiones y paisajes pocos visitados y apreciados”, estimó Biedma.

Como se sabe, aquel plesiosaurio solo existió en la imaginación de Sheffield y apenas si cobró vida en algunas carrozas del pintoresco carnaval barilochense de entonces. El explorador encontró otra excusa para permanecer por aquí: “Al ser creado el Parque Nacional del Sud, durante la presidencia de Yrigoyen, se encomendó al Ing. Frey su vigilancia y dirección. El decreto de creación lleva fecha 8 de abril de 1922, y en su redacción tomaron parte Onelli y Frey”, señaló el investigador. Se jubiló en la Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi y quizá recordara con alegre resignación, que nunca pudo disfrutar de su luna de miel.

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