2022-05-30

EL OTOÑO MÁS FRÍO DE LA HISTORIA

10 años atrás, Bariloche se quedaba cuatro días sin gas

Una retroexcavadora se llevó puesto un caño del único gasoducto que traía fluido a la ciudad. Un inconveniente que se antojaba subsanable en pocas horas, se estiró por varias y angustiantes jornadas.

Afortunadamente, 10 años atrás el invierno no llegó tan temprano. Si bien el hecho tuvo lugar el 29 de mayo de 2012, las consecuencias se hicieron sentir con total contundencia al día siguiente: a raíz de la rotura de un caño que traía gas a la ciudad, paulatinamente Bariloche se fue quedando sin el suministro y el frío, se apoderó de cada vivienda, de cada lugar de trabajo, de cada despacho municipal e inclusive, del Hospital.

El desacierto se produjo a las 17.30, cuando una máquina retroexcavadora que trabajaba en la pavimentación de la Ruta 23, rompió el gasoducto que, por esa única vía, conducía el fluido hacia Bariloche y otras localidades de la región. Por entonces, la empresa distribuidora se limitó a informar sobre el suceso y sugirió restringir el consumo. Cuando algunas horas después, vimos que la llamita de las hornallas se apagaba inexorablemente, supimos que la cosa era más grave.

Otro tanto sucedió en Villa La Angostura, Pilcaniyeu y también, en Traful. Como suele suceder entre nosotros y nosotras cada vez que se producen imprevistos relativamente graves, las reacciones se parecieron a la histeria. En pocas horas se acabó la provisión de hornos microondas, calefactores y pavas eléctricas. Como consecuencia, la sobredemanda hizo estragos en el servicio eléctrico y los cortes vinieron a complicar más el panorama.

Por entonces, ocupaba la intendencia Omar Goye, quien, en primera instancia, reprodujo las recomendaciones de la distribuidora y se limitó a solicitar un uso racional del gas. Fue en vano, porque la rotura demoró en repararse y, además, luego de la reconexión, Camuzzi Gas del Sur debía seguir un trabajoso protocolo para rehabilitar el servicio en cada domicilio, para el cual, sencillamente, no tenía personal.

El inconveniente que pensábamos subsanable en algunas horas, se extendió finalmente, por tres arduas jornadas. En las zonas céntricas las reconexiones empezaron a practicarse el viernes 1° de junio, pero en el resto de Bariloche, la frustración iba in crescendo porque esa noche, la mayoría la pasó todavía con los calefactores en silencio y las hornallas mudas. Recién en la tarde del sábado se recuperó cierta normalidad.

Aquellos vecinos y vecinas que vivían habitualmente sin contar con gas en sus domicilios ante la increíble mora en habilitar nuevas conexiones, tendieron a mofarse de la situación que ahora padecíamos todos, para ver si se entendía la justicia de su reclamo. La mayoría quedamos estupefactos al observar la fragilidad de la infraestructura de la que dependía Bariloche.

Ocurrió 10 años atrás y visto el incidente desde hoy, afortunadamente la temperatura apenas si descendió de los 0 grados en alguna de las noches críticas. Mientras el cronista apura el recuerdo, el termómetro acusa 8 bajo cero… Que tengan más que cuidado todas las máquinas retroexcavadoras, sí. Pero que también la inversión de las prestadoras de servicios públicos acompañen el crecimiento de la ciudad.

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